Esta mañana caminaba por la playa, por Rolando Lazarte

No había nadie, menos una viejita que me saludó, y el vigía del predio de al lado, a quien también saludé. Por lo demás, era el sol y el mar, las nubes y el aire, y esa soledad de la mañana que te invita a meditar. Meditar, en este caso, si fuera el caso, era sentir los Rolandos que fui a lo largo de la vida. Iban juntándose a mí todos los Rolandos que fui a lo largo del tiempo, y eran yo. Éramos uno solo. Todos ellos y yo, uno solo. ¿Te das cuenta? La explicación es confusa pero el sentimiento es claro. Caminé, anduve, respiré, medité, oré, vi gente, sentí el perfume de flores, y supe cosas que al tratar de compartirlas se quedan en el silencio. Caminá vos, andá vos, respirá vos, y después me contás. Si querés. Y si no, te quedás en el molde y tudo bem. É isto. Pois é. Apois.

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