Cosas de hoy, por Rolando Lazarte
No tenía nada que hacer. No haría nada. Nada en la televisión, nada que leer, las plantas regadas, la ropa lavada. La loza sucia continuaría sucia. Los amigos en sus casas, los colegas también, la familia idem. Esa tarde, pasó algunas horas en Laranjeiras, en la reunión de ancianos. La cara sonriente de Doña Isabel: Había ido a Rio, y andando en el bondinho del Pão de Açúcar, visto el Cristo redentor. No discutiría fe con nadie, tenía la suya, la fe común, la fe de todos. Los rótulos separan, distancian, excluyen. Yo soy más ecuménico que vos, yo más cristiano que vos. Oyó una voz. Yo soy la luz. Veía el sol, recordaba Il Poverello. Altíssimo, Onipotente Buon Signore. ¡Qué discutiría de Dios! ¡Qué, de las cosas sagradas! Trataría, como Ramakrishna enseñaba, de seguir su propio camino, de llegar hasta la cumbre, a la Tierra Prometida donde siempre brilla el sol. Allá iría. En verdad, nunca dejara de ir hacia allá. Seguiría su camino, y sabía no estar solo. (15/04/2009)
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