Cuando alguien se despierta a estas horas de la mañana, no es, por cierto, para ceder a alguna de las rutinas que disputan el control de su comportamiento. Talvez sea, me parece, para poder verlas, notar la influencia que ejercen sobre la vida, o, aún, simplemente tomar nota acerca de su existencia. Las hay que quieren hacerte sentir culpable, virtuoso, repetitivo, original, atropellador, invasivo, único, todopoderoso, cristiano, militante, artista, para citar algunas de las que vienen a mi pensamiento en esta hora, en que la lluvia arrecia y me pregunto, ¿cuántas veces he sentido y dicho esto ya? ¿Cuántas, de las crónicas que comparto por la Internet con decenas de lectoras y lectores, muchos de los cuales no conozco, empiezan notando la lluvia que cae? Más importante que la contabilidad de lo repetido, es notar su ocurrencia. Como que la mente, o tú mismo, no sé, elige lo que te parezca mejor, con, o eres, un palco de repeticiones. Aún esta constatación no es nueva. Hay rutinas buenas y malas. No se tata de calificarlas, tampoco, sino de notarlas. ¿No te parece? ¿No habrá entre ellas alguna brecha? ¿Algo que te permita además de darte cuenta, dar la vuelta para escapar de su control omnímodo? No que haya algo malo en la rutina –o en las rutinas—en sí. Pero talvez, no sé, s eme ocurre, talvez, decía, pueda haber “una luz, una hendidura”, algo que te permita asomarte a este día que empieza a nacer como si fuera, de hecho, lo que es: un nuevo día. Buen día.
¡Cuantas de mis crónicas, cuántos de mis escritos, decía, empiezan con esta frase, o con esta palabra: Escucho Rain. Llueve, etc.! No hay anda de malo en la repetición en sí. La lluvia se repite, tú te repites al repetir la citación de la lluvia, todo se repite. A veces piensas que no hay repetición. Que cada lluvia es única, y que un día alguien podría llegar a escuchar el tamborileo de las gotas que caen, en su única ocurrencia irrepetida, en su originalidad irrepetible. No me parece imposible ésto. El solo hecho de que estés, una vez más discurriendo sobre lo mismo, demuestra esa esperanza: Puedes, un día, ser capaz de emerger de la rutina como un ser irrepetido. Ùnico. Irrepetido. Original. Irrepetido, repito. (25 de abril de 2009)
Ahora guardarás estas anotaciones en la carpeta Crónicas. Si fueras más específico, lo sería en la carpeta: Repeticiones, Lluvia. Pero nada se repite. Sólo te parece. Nunca nada es, no será, no podría ser, repetido. Todo es único, original, nuevo, aunque no siempre nos demos cuenta de ello. La mera insistencia en descubrirlo, es el testimonio de nuestra esperanza. Que tengas suerte. Buen día, otra vez. Siempre, buen día.
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