Reflexiones en estos días de Navidad/Natal fin de año, el conocido escritor y colaborador de Consciencia, comparte con los lectores y lectoras del diario, cosas que vivimos hoy.
Para mí, Brasil tendría siempre el sabor de la vida.
A partir de un cierto momento, la persona se torna espectadora de algo inimaginable, divino, maravilloso.
Las cosas le sorprenden como al comienzo, en el tiempo virginal en que, niños, vamos viendo todo por primera vez.
Es el tiempo de la gracia, el tiempo de descuento, cuando, cumplidas las tareas de la vida, ésta es vivida como un don divino.
Como un don.
Para mí, la vida es bastante.
No sé si es un buen poema, ni siquiera si es un poema, o si refleja lo que quiero compartir con ustedes. Creo (y espero) que a pesar de las palabras, o del uso no muy maestro de las mismas en esta hora de advenimiento, les llegue el sentir pleno de ser feliz, de estar en paz con la vida y con el mundo, con mí mismo y contigo que me lees, leyéndote e ti mismo en la eterna escritura indescifrable cuyo libro es el tiempo (Borges).
Pensaba si sería ya el tiempo de ser no más que tiempo. Apenas tiempo y nada más.
Disuelta la ilusión de una existencia separada, las viejas dicotomías mío/tuyo, humano/divino, esto/aquello,
Maravillarse con el simple hecho de estar vivo, de estar respirando, de sentir, pensar, recordar, amar.
Para mí, la vida es bastante.
Palabras clave: Cotidiano. Vida integrada. Felicidad. Alegría.
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